El
otro día me llegó un artículo sobre la ortorexia en twitter, y lo
leí por curiosidad.
No
sólo estaba mal redactado, sino que daba información parcial que
podía llevar a creer que todos los que nos alimentamos primando la
salud por encima de otras cosas, somos ortoréxicos. Obviaba algo
importante que sí explica la definición médica de ortorexia: este
término se aplica a los que pasan más horas preocupados por su
alimentación que en cualquier otra cosa, y hacen de ésta el centro
de su vida. Básicamente, lo que se podría decir de cualquier
conducta compulsiva o adicción, se manifieste bajo la
forma que sea.
Vaya
por delante que tampoco estoy de acuerdo con estas etiquetas
“oficiales” que cada vez más, se ponen a ciertos trastornos. El
trastorno “X”, sea cual fuere, en realidad tiene que ver con un
problema de fondo y no con la comida u otros. Digamos que el campo
concreto en el que se evidencia, es decir lo que se aprecia
externamente, es sólo el síntoma. Suelen coincidir los rasgos
psicológicos de personas con trastornos de la alimentación con
los de las que tienen trastornos obsesivo compulsivos (T.O.C.),
así que en realidad lo de menos es cómo o a través de qué, se
manifiesta la ansiedad o problemática que hay. De hecho, según
mi opinión personal, no se trata tanto de enfermos o enfermedades,
sino de síntomas que están poniendo de relieve que nuestro modo de
vida no es el más recomendable, pues cada vez se dan más conductas
“anómalas”, en las que la persona se refugia en lo que sea, para
no enfrentar su problemática.