Hay muchas personas a las que les cuesta creer que las técnicas naturales, vibracionales, holísticas, complementarias o alternativas (distintas maneras de nombrarlas) no sean más que un placebo, e incluso las califican de engaño.
Las técnicas alternativas funcionan, y como todo, tienen sus limitaciones, igual que la medicina tradicional o alopática puede solucionar muchas cosas, pero no todas. Además la mejoría depende de varios factores, el más importante: la actitud personal e implicación activa del individuo afectado.
Sin entrar en más detalles respecto a esa parte tan básica, diré también –como receptora y como acompañante en procesos personales, pues he estado en ambas situaciones- que como en cualquier otra profesión, no es la técnica o la herramienta lo que se ha de evaluar, sino la persona que está utilizándola.
Pensar que las técnicas y métodos naturales son ineficaces sin más, obviando sus efectos reales, es producto de la ignorancia muchas veces y del miedo otras, del temor a lo desconocido o a lo que puede parecer extraño. Nos han educado para creer en lo que escuchamos, vemos, tocamos y hacemos, no en lo que sentimos o percibimos.
Cuando hay una actitud de apertura (por lo menos conceder el beneficio de la duda) y confianza pueden suceder y se pueden sentir cosas extra-ordinarias, o sea: las que no se dan en el día a día ordinario o cotidiano. Y eso no tiene por qué ser menos real que lo que vivimos a través de los sentidos físicos, aunque sí es distinto. (Continúa la lectura clicando en "Más Información")